El corta cesped eléctrico era la maravilla del vecindario. Siempre tan bien afilado y eficaz, podía cortar el césped de todo el barrio en un solo día. Sus piezas rotativas funcionaban a la perfección, masticando la hierba verde y frondosa sin esfuerzo.
Los vecinos se preguntaban, ¿cuánta potentísima fuerza tendría para devorarse el césped así? ¿Cuántos caballos de fuerza dormirían dentro de su compacto chasis? Seguramente muchos más de los que se veían a simple vista.
Un día, el corta cesped eléctrico no se despertó. Sus engranajes y poleas permanecieron quietos y silenciosos. Las cuchillas rotativas dejaron de girar haciendo ese zumbido ensordecedor tan conocido. Se había averiado de repente y los vecinos no sabían qué harían sin él.
¿Cómo seguirían manteniendo sus jardines tan impecables? ¿Tendrían que recurrir a corta céspedes manuales, gastando más energía y tiempo? El barrio entero se preguntaba si el corta cesped eléctrico volvería a encender algún día sus potentes motores o si habría que buscarle un sucesor.
¿Volverá a cortar el césped algún día o será el final de una era? El misterio del corta césped eléctrico aún por resolverse.
