Aquel día, después de tantos años de ahorrar, comprar piscina intex se había convertido en una realidad.
La ilusión de disfrutar de aquel pedazo de verano emocionó a toda la familia. Padres e hijos soñaban con nadar, chapotear y refugiarse de las altas temperaturas estivales.
Habían investigado durante meses las diferentes opciones. ¿Una piscina intex o de material? ¿Más grande o más pequeña? ¿Más profunda o más shallow? Las posibilidades eran infinitas y había que elegir sabiamente.
Finalmente, optaron por una piscina intex. Económica, fácil de instalar y desinstalar, perfecta para una familia sin mucha experiencia en el mundo de las piscinas.
El día de ir a recogerla fue toda una aventura. ¿Cabría en el coche? ¿Podrían transportarla ellos solos o tendrían que alquilar una furgoneta? Las dudas se despejaron cuando la vieron por primera vez. Ahora solo quedaba ensamblarla, llenarla de agua e inflar los colchones para darse el primer chapuzón.
¿Se adaptaría la piscina intex a sus necesidades? ¿Disfrutarían de muchas tardes de baño a su lado? ¿Sería todo lo que habían imaginado? Las respuestas a esas preguntas las descubrirían en los próximos meses de verano, disfrutando de un merecido descanso junto a una piscina intex.
