La epopeya de conquistar el césped

El jardín se le había vuelto hostil. En apenas unos días, el césped lo había cubierto todo bajo su espesa manta verde. El hombre sabía que debía actuar antes de que se lo tragase completamente.

Sacó la corta césped del cobertizo, decidido a enfrentarse a esta selva salvaje. ¿Sería suficientemente poderosa para vencerla? El sol estaba en lo más alto, ¿cuántas fuerzas gastaría?

Comenzó a manejar la cortadora por el jardín, dejando un rastro de hierba corta a su paso. Cada corte requería esfuerzo y pronto sintió su energía menguar. ¿Cuántas horas agotadoras serían necesarias? El verde parecía no tener fin.

**¿Concluiría antes de la puesta de sol? ¿O debería continuar a oscuras? ** Los brazos le pesaban horriblemente pero no podía rendirse. El jardín dependía de su determinación.

El sol descendió en el cielo teñido de rojo y naranja. Las sombras se prolongaron pero el calor no disminuyó y el cansancio, creció. **¿Cuánto faltaba aún? **Sólo la voluntad lo sostenía en pie.

Un último y titánico esfuerzo y el césped quedó reducido a corta hierba uniforme. La cortadora se apagó, dejando el jardín en silencio.

**¿Victoria? ¿agonía? Ambas, y más. ** La batalla había concluido, **la conquista, lograda. **

El jardín estaba salvado. El césped, domado. La selva, vencida.