La poda, técnica milenaria que favorece el crecimiento de árboles y plantas

La poda permite mejorar la penetración de luz y aire, facilitando una distribución homogénea de nutrientes en la planta. Así, podando con cabeza y criterio, es posible incrementar el tamaño de los frutos, optimizar la producción y prolongar la vida útil de las plantaciones.

Las podas de formación se realizan en las primeras fases del desarrollo de la planta para darle la estructura y aspecto adecuado, destacando entre ellas la poda en espaldera, en globo, en espalda de mulo o en vaso. Por su parte, las podas de producción y renovación se destinan a vigorizar la planta e incrementar la cantidad y calidad de frutos.

La poda debe ser selectiva, sin quitar más rama de la necesaria para evitar debilitar a la planta. Asimismo, es preferible podar en invierno cuando la vegetación se encuentra en estado de reposo. Con la poda, se consigue orientar el crecimiento de la planta hacia un determinado modelo, mejorando su productividad y rentabilidad.

Para cuidar del jardín y obtener todo el potencial de nuestras plantas, la poda se convierte en una técnica imprescindible.

¡Cuida de tus plantas con la técnica que las ha acompañado desde tiempo inmemorial!