Los invernaderos, también conocidos como casas de cultivo o casas de horticultura, son construcciones cubiertas y cerradas con material transparente (como vidrio o plástico) que permite el paso de la luz solar para cultivar plantas, ya sea para consumo humano o para investigación científica.
Existen diferentes tipos de invernaderos en función de su estructura y materiales de construcción, así como de los cultivos que albergan.
Invernaderos fijos: son construcciones permanentes, generalmente de vidrio o PVC, que permanecen en un lugar fijo durante muchos años. Son ideales para cultivos intensivos de hortalizas, flores o plantas ornamentales.
Invernaderos móviles: su estructura permite desplazarlos a otros lugares, por lo que se pueden utilizar para cultivos temporales o de temporada. Constan de arcos de metal o madera y cubierta de plástico. Son más económicos que los invernaderos fijos.
Invernaderos de investigación: diseñados específicamente para experimentación científica, suelen contar con sofisticados sistemas de control ambiental (luz, temperatura, humedad, CO2). Permite simular diferentes climas y estudiar el comportamiento de las plantas.
Invernaderos solares: utilizan la energía solar para calentar el aire interior y la masa del invernadero, lo que mejora el aislamiento térmico y reduce el gasto energético. Su construcción ligera y transparente maximiza la captación solar.
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